Hace no mucho tiempo, cuando los wearables empezaban a hacer presencia notable en el mercado, los consumidores y las agencias especializadas se mostraban optimistas en cuanto a su masificación. Sin embargo, un informe de eMarketer publicado recientemente, devela un creciente desinterés por estos dispositivos.
La masificación no es tan significativa
La utilización de wearables no es tan alta como pudiera llegar a pensarse. En su momento se estimó que durante el 2016 el uso de relojes inteligentes en Estados Unidos crecería en más de un 60%. Pero la realidad es que poco menos del 16% de los adultos estadounidenses los utilizan regularmente.
Por otra parte, los consumidores cada día son menos entusiastas al respecto. Aunque para la mayoría resulta atractiva la idea de usar un reloj inteligente, no lo consideran indispensable para su vida cotidiana. De hecho, más de la mitad de los estadounidenses afirma que no son propensos a comprar uno durante los próximos años.
Los pronósticos ya no son tan alentadores
Este panorama llevó a la agencia a replantear sus estimaciones. Ahora se cree que para el 2020, solo uno de cada cinco adultos estadounidenses utilizará un reloj inteligente.
Las causas del desinterés
Según Cathy Boyle, analista de eMarketer, una de las grandes limitantes de su masificación es la relación costo beneficio. En los campos fitness y salud es donde son más utilizados; pero la autonomía de la batería no es la mejor, y la sincronización con algunos smartphones resulta complicada.
La seguridad, y el hecho de que muchas de las funcionalidades que ofrecen puedan hallarse en aplicaciones móviles, también aumenta el desinterés de los consumidores.
Las cifras, pese a corresponder únicamente a territorio norteamericano, son significativas. Este país es uno de los principales referentes y consumidores de tecnología a nivel mundial. Para convencer al público, los fabricantes de este tipo de dispositivos tendrán que implementar algo más allá de fuertes campañas de marketing digital.
A propósito de marketing digital, aunque estos dispositivos suponían un canal eficiente para realizar campañas de alto impacto, por ahora los profesionales del medio no se muestran muy optimistas a usarlos de forma masiva, dado el poco público al que llegarían.